Todos hemos pasado por trabajos en los que no nos sentimos bien. A todos nos ha pasado que hemos tenido una idea y el jefe se ha apropiado de ella, que hemos trabajado horas extra y a nadie le ha interesado o hemos tenido que hacer una tarea repetitiva que, por necesaria que fuera, no nos daba alegría. Cada cual ha lidiado con eso de la mejor forma que ha podido y hacerlo seguramente nos ha enseñado a tener tolerancia a la frustración, pero esta no es la forma en que el mundo del trabajo debería ser.
Lo que todos los ejemplos anteriores tienen en común la falta de reconocimiento por nuestro trabajo. El reconocimiento de nuestras ideas, del esfuerzo extra que hacemos o tener un incentivo para hacer más gustosamente esas tareas que nadie quiere, pero deben ser hechas, son acciones simples que pueden marcar una gran diferencia.
Si bien resulta incómodo cuando encontramos alguien jactándose de lo maravilloso que es, también es cierto que todos necesitamos que nuestros aciertos sean admitidos, no basta con que nosotros los veamos. Necesitamos que alguien nos muestre que los notó. ¿Por qué?
De acuerdo a la Jerarquía de las necesidades de Abraham Maslow, el reconocimiento es una de las necesidades más elevadas del ser humano. En el nivel más básico están las necesidades fisiológicas (la respiración, alimentación, el descanso y mantener la temperatura corporal). En el segundo nivel están las necesidades de seguridad (seguridad física, tener empleo, recursos, la moral, salud y tener propiedad privada). El tercer nivel corresponde a la necesidad de afiliación, a hacer parte de una comunidad y tener afecto. El siguiente paso, el reconocimiento, es el que nos concierne hoy.
Ninguno de esos pasos puede darse sin el anterior: alguien que esté pasando hambre no va a lograr satisfacer su necesidad de reconocimiento. Cada nivel de la pirámide da las bases para que las necesidades siguientes, más abstractas, puedan ser satisfechas.
En la pirámide de Maslow, la necesidad de reconocimiento está dividida en dos aspectos: el deseo por recibir respeto y reconocimiento de otros y, en un nivel más elevado, la autoestima, que se relaciona con la dignidad, la independencia y la maestría. Especialmente durante la infancia y la adolescencia, nuestra autoestima (reconocimiento interno) va a estar relacionada con el respeto y reconocimiento que recibamos desde afuera. Siempre va a ser más sencillo para un adulto asumir que su jefe no lo quiere que para un niño asumir que su profesor no lo estima, pero, aún así, la necesidad de recibir reconocimiento desde el exterior es una constante a lo largo de la vida.
Es más, así como cenar esta noche no va a ser suficiente para satisfacer nuestra necesidad de alimento por toda una semana, recibir una palmada en la espalda hoy no nos va a satisfacer por seis meses. Es por eso que las evaluaciones de desempeño laboral al final del año no son suficiente: incluso cuando el desempeño ha sido extraordinario y esto se reconoce, la sensación de bienestar inevitablemente va a desvanecerse.
El trabajo es un ámbito esencial en la vida adulta porque se relaciona no solamente con el reconocimiento que recibamos de nuestros jefes y pares, sino también con la capacidad que tengamos para velar por nuestro bienestar y el de las personas que amamos. Si nos sentimos bien en el trabajo vamos a ser más productivos y creativos, y este bienestar lo vamos a poder transferir a otros espacios.
Encontrar cómo garantizar este bienestar en el ámbito laboral no es evidente, pero para eso Optime Consulting ha desarrollado eRecognize.me, una plataforma gamificada y competitiva que parte de las necesidades y comportamientos humanos para mejorar la satisfacción y compromiso de los trabajadores. Para recibir más información o conseguir una cotización nos pueden contactar.
Tendencias de negocios –POR QUÉ EL RECONOCIMIENTO ES TAN IMPORTANTE PARA NOSOTROS
By: Ana Maria Enciso– Noviembre 2020
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